Roma - En la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre de 2025 se ha lanzado una petición dirigida al Dicasterio para la Cultura y la Educación y a las autoridades académicas del Pontificio Ateneo Sant’Anselmo. La promueven fieles laicos, clérigos, religiosos y estudiantes que se declaran «profundamente vinculados a la misión eclesial y académica» del Ateneo y que solicitan una intervención respecto a la posición del prof. Andrea Grillo, docente de la misma institución.

En el centro de la iniciativa hay una preocupación explícitamente definida como «eclesial»: garantizar «una formación realmente conforme a la doctrina de la Iglesia», de acuerdo con lo previsto por los Estatutos del Ateneo y por el derecho canónico.

El marco: un estatuto “al servicio del Magisterio”

En la premisa de la petición, los promotores recuerdan los Estatutos Generales del Pontificio Ateneo Sant’Anselmo, señalando que la institución ha sido erigida por la Autoridad Apostólica y está puesta «al servicio de la Iglesia universal y del magisterio del Romano Pontífice». Entre sus finalidades principales, el Ateneo se compromete a asegurar a los estudiantes una formación integral «auténticamente científica y conforme a la doctrina de la Iglesia». De ahí la subrayada de algunos pasajes clave de los Estatutos:

todos los docentes deben distinguirse por honestidad de vida, integridad de doctrina y dedicación al deber; en caso de faltar alguno de estos requisitos, «deben ser removidos de su encargo», con referencia a los cc. 810 §1 y 818 CIC;

los docentes de disciplinas relativas a la fe y a la moral, después de haber pronunciado la profesión de fe y el juramento de fidelidad, reciben la misión canónica del Gran Canciller y ejercen su tarea «en plena comunión con el Magisterio auténtico de la Iglesia y en particular del Romano Pontífice»;

corresponde al Gran Canciller «custodiar la doctrina y la disciplina de la Iglesia» y eventualmente «dispensar del encargo de enseñar por causa grave» a docentes y rector, respetando los procedimientos previstos.

Según los firmantes, estos principios – a la luz de Donum Veritatis y Veritatis gaudium – delinean un marco preciso: la libertad académica es real, pero «interna a la fe de la Iglesia» y no separable de la comunión con el Magisterio.






Las objeciones: ordenación de las mujeres, Eucaristía y ataques al DDF

La sección central de la petición enumera una serie de comportamientos y tomas de posición públicas del prof. Andrea Grillo, en particular:

un ataque sistemático a actos magisteriales como Summorum Pontificum, con tonos «violentos», y el apoyo a la ordenación de las mujeres al diaconado «y más allá», presentada – subrayan los promotores – no como una hipótesis de estudio, sino como un objetivo que debe perseguirse «en contra de la disciplina actual de la Iglesia»;

críticas reiteradas al Dicasterio para la Doctrina de la Fe y a sus documentos (Gestis verbisque, Fiducia supplicans, Dignitas infinita), expresadas a menudo – a juicio de los firmantes – con tonos «polémicos y denigratorios» hacia los responsables de los dicasterios;

escritos e intervenciones polémicas sobre la figura de San Carlo Acutis y sobre la espiritualidad eucarística, en los cuales – se lee – se emplearían expresiones sarcásticas y despectivas no solo hacia el joven santo, sino también hacia la devoción eucarística del Pueblo de Dios, presentada en ocasiones como «obsesiva» o «maleducada», con el riesgo de devaluar la doctrina sobre la presencia real y sobre los milagros eucarísticos;

un lenguaje agresivo y denigratorio hacia quienes defienden la disciplina actual sobre la imposibilidad de conferir el Orden a las mujeres, hasta generalizaciones que llegarían a tildar de «psiquiátricos» a grupos de fieles que simplemente adhieren al Magisterio vigente;

una modalidad de intervención pública que, según la petición, no favorece el debate teológico, sino que tiende a «ridiculizar al interlocutor», alcanzando incluso a «un santo de la Iglesia y a millones de fieles devotos de la Eucaristía y del Vetus Ordo». Los promotores precisan que reconocen que el teólogo «puede y debe plantear preguntas, explorar, argumentar, incluso en ámbitos objeto de discusión teológica». Sin embargo, en el caso concreto consideran que: el contenido de algunas tesis, el modo en que se presentan (como contraposición sistemática a la doctrina vigente) y el tono considerado «despectivo» hacia el sensus fidei del Pueblo de Dios parecerían incompatibles con la «integridad de doctrina» exigida a los docentes y con la obligación de ejercer la libertad teológica «dentro de la fe de la Iglesia y en plena comunión con el Magisterio».

La referencia a Donum Veritatis: derecho de los fieles y límites del disenso

Para fundamentar sus peticiones, la petición cita dos pasajes de San Juan Pablo II en la instrucción Donum Veritatis sobre la vocación eclesial del teólogo: «Los fieles tienen derecho a recibir la palabra de Dios en su integridad y pureza. La tarea de la teología es servir a este derecho, ayudando al Pueblo de Dios a comprender cada vez mejor la fe» (n. 7); «El disenso público respecto a la enseñanza del Magisterio no puede considerarse una expresión legítima de la libertad teológica» (n. 32). A la luz de estos criterios, los firmantes sostienen que, cuando la enseñanza de un teólogo en una institución pontificia adquiere la forma de una contestación pública, sistemática y polémica del Magisterio y de un desprecio del sensus fidei de los fieles, se crea «una ruptura con la misma misión del instituto eclesiástico que lo acoge».

Las normas estatutarias invocadas

La petición remite de manera precisa a algunos artículos de los Estatutos Generales del Pontificio Ateneo Sant’Anselmo:

Art. 3 §1 – Finalidad del Ateneo: asegurar una formación «auténticamente científica y conforme a la doctrina de la Iglesia»;
Art. 5 §§1-3 – Tareas del Gran Canciller: custodiar doctrina y disciplina, acoger la profesión de fe y el juramento de fidelidad del rector y de los docentes estables, y «nombrar a los Docentes estables y dispensarlos del encargo de enseñar por causa grave»;
Art. 18 §§1-3 – Requisitos para la permanencia en el cargo: todos los docentes deben distinguirse por honestidad de vida, integridad de doctrina y dedicación al deber; cuando uno de estos requisitos falta, «deben ser removidos» (cc. 810 §1 y 818 CIC), mediante un procedimiento que salvaguarde el derecho de defensa;
Art. 20 §§1-3 – Derechos y deberes de los docentes: libertad de investigación y de enseñanza dentro de la fe de la Iglesia; para los docentes de disciplinas relativas a la fe o la moral, obligación de ejercer su tarea «en plena comunión con el Magisterio auténtico de la Iglesia».

Según los firmantes, el conjunto de las tomas de posición del prof. Grillo – sobre la ordenación de las mujeres, la doctrina eucarística, San Carlo Acutis, la actuación del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y los tonos utilizados en el debate público – suscitaría «serias dudas» sobre la permanencia de la integridad de doctrina y de la plena comunión con el Magisterio exigidas para la docencia en una facultad eclesiástica.

Qué piden los promotores

La petición formula tres solicitudes precisas a las autoridades competentes:

Verificación formal de la idoneidad doctrinal del prof. Andrea Grillo, a la luz de sus escritos e intervenciones públicas sobre: ordenación de las mujeres y ministerios ordenados; doctrina eucarística y devoción popular; relación con el Magisterio y con el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

Que dicha verificación tenga lugar con los instrumentos previstos por los Estatutos y por el derecho canónico, incluyendo – si fuera necesario – el nombramiento de una Comisión ad hoc que examine sistemáticamente los escritos y declaraciones del docente, garantizando su derecho a presentar aclaraciones y defensas.

En caso de que, al término de la instrucción, resultara que los contenidos y comportamientos no son compatibles con el Art. 18 §1 (integridad de doctrina) y el Art. 20 §3 (plena comunión con el Magisterio), que se proceda – «según derecho» – a la remoción del encargo de docencia en el Pontificio Ateneo Sant’Anselmo, en aplicación de los cc. 810 §1 y 818 CIC.

Los promotores piden además que se dé «información adecuada a la comunidad académica y a los fieles» sobre el resultado del procedimiento, respetando a las personas, pero también el «derecho de los fieles a una doctrina segura» y la certeza de que «las instituciones eclesiales no financien la puesta en cuestión sistemática del Magisterio».

«No señores de la fe, sino servidores de la Palabra»: el llamamiento a firmar

La petición concluye con una referencia al papa Francisco: «No somos señores de la fe, sino servidores de la Palabra». De esta conciencia nace, según los firmantes, el deber de pedir que las responsabilidades académicas y teológicas se ejerzan «en plena coherencia con la naturaleza eclesial del Pontificio Ateneo Sant’Anselmo y con los derechos de los fieles». En el texto se afirma que, cuando un docente, «en virtud de su cátedra, debilita la confianza de los fieles en la doctrina de la Iglesia y desprecia el sensus fidei del Pueblo de Dios», corresponde a las autoridades competentes intervenir «para custodiar conjuntamente la comunión y la verdad». Los promotores invitan a fieles, clérigos, religiosos y estudiantes que compartan estas preocupaciones a suscribir la petición y a difundirla en sus propios ámbitos eclesiales y académicos, como gesto concreto de corresponsabilidad en la vida de la Iglesia y en la tutela de la formación teológica ofrecida por una institución pontificia. Quien desee adherirse puede hacerlo aquí, uniéndose a la solicitud de que en el Pontificio Ateneo Sant’Anselmo la enseñanza teológica sea siempre y claramente «al servicio de la Iglesia y en plena comunión con su Magisterio».

p.B.V. y M.P.
Silere non possum