Ciudad del Vaticano - Esta mañana, en la Sala de Prensa de la Santa Sede, fue presentado el documento titulado “Un llamado por la justicia climática y la casa común: conversión ecológica, transformación y resistencia a las falsas soluciones”, elaborado conjuntamente por el Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM), la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia (FABC), y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), con la coordinación de la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL).
La presentación contó con la participación de los cardenales Jaime Spengler (Brasil), Filipe Neri Ferrão (India) y Fridolin Ambongo (Rep. Dem. del Congo), junto con la Dra. Emilce Cuda, secretaria de la PCAL. Todos ellos alzaron una voz común desde el Sur Global para exigir justicia climática, denunciar falsas soluciones impuestas desde los intereses del Norte y proponer un camino de esperanza sustentado en la conversión ecológica.
Un documento que interpela a la conciencia global
El documento, fruto de un discernimiento sinodal entre Iglesias hermanas de África, Asia y América Latina y el Caribe, se presenta como una contribución concreta de la Iglesia Católica del Sur Global en preparación para la COP30, que se celebrará en noviembre en Brasil. Inspirado en la encíclica Laudato si’ y en las recientes palabras del Papa León XIV, el texto denuncia el colapso climático y el modelo de desarrollo basado en el extractivismo, la tecnocracia y la mercantilización de la naturaleza.
El llamado es claro: no hay justicia climática sin conversión ecológica, y esta conversión requiere resistencia frente a las falsas soluciones, como el llamado “capitalismo verde”, la financiarización de la naturaleza o los mercados de carbono, que perpetúan la explotación de los pueblos y ecosistemas del Sur.
Lo que se dijo esta mañana
El cardenal Jaime Spengler, en nombre del CELAM, subrayó que el texto “no es un gesto aislado”, sino “el fruto de un proceso espiritual y comunitario”. Denunció que las soluciones que se proponen a nivel internacional siguen siendo negocio para unos pocos, mientras las consecuencias las pagan las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas. Reclamó una transición energética justa y popular, “con los pies en la tierra y el corazón en el Reino”.
Por su parte, el cardenal Filipe Neri Ferrão, desde Asia, recordó que la crisis climática no es solo técnica, sino existencial. Denunció las megaestructuras impuestas bajo el pretexto de energías limpias y la deuda ecológica acumulada por el Norte global, calculada en 192 billones de dólares para 2050. “Queremos que la COP30 sea un giro moral, no solo político”, concluyó.
El cardenal Fridolin Ambongo habló con fuerza: “África no es pobre, es saqueada”. Exigió que las decisiones de la COP se tomen escuchando a quienes viven en primera línea del colapso, y presentó el documento como un “grito de dignidad”. El texto propone diez compromisos de la Iglesia y diez exigencias a los responsables del planeta, incluyendo el cese inmediato de toda nueva infraestructura de combustibles fósiles.
Finalmente, la Dra. Emilce Cuda afirmó que, como los tres Reyes Magos, estos tres cardenales han traído tres regalos: fe, esperanza y justicia ambiental. Recordó las palabras del Papa León XIV —“Estamos todos en las manos de Dios”— y reafirmó que este esfuerzo común de las Iglesias del Sur Global es una respuesta concreta al pedido del Papa Francisco de construir puentes auténticos de reconciliación y fraternidad.
Contenido del documento
El texto se articula en cuatro grandes secciones:
Principios fundamentales, que reconocen el carácter ético, espiritual y existencial de la crisis climática.
Compromisos y responsabilidades de la Iglesia, como la creación de un Observatorio de Justicia Climática y el fortalecimiento de alianzas intercontinentales.
Llamados a la acción dirigidos a los Estados, que incluyen el fin del extractivismo, la protección de los pueblos indígenas, y una transición energética justa.
Un camino de esperanza y conversión ecológica, que aboga por una espiritualidad encarnada, una economía solidaria, y un modelo de desarrollo centrado en la vida, no en la ganancia.
Una voz que no callará
Las Iglesias del Sur Global no están pidiendo permiso. Están alzando una voz que nace del sufrimiento de sus pueblos y de la certeza de que otro mundo es posible. Como afirma el texto: “Sin justicia climática no hay paz. Sin conversión ecológica no hay futuro. Sin escucha de los pueblos no hay soluciones reales”.
La Iglesia católica reafirma así su vocación profética y su compromiso de caminar junto a los más vulnerables, para que —como recuerda el Papa León XIV— “el mundo pueda ser alcanzado por el amor de Dios”. La COP30 ya no podrá ignorar esta voz. Y el mundo tampoco.
d.G.S.
Silere non possum