Roma – Se ha concluido el primer viaje apostólico internacional de León XIV, un itinerario que se prolongó del 27 de noviembre al 2 de diciembre de 2025, articulado en torno a un objetivo simbólico e histórico preciso: conmemorar el 1700º aniversario del Concilio de Nicea I. El Pontífice eligió el propio corazón de los lugares conciliares, llegando a İznik, donde presidió un encuentro ecuménico de oración junto a las excavaciones de la antigua basílica de San Neófito, recordando la unidad de las Iglesias y el valor del Credo niceno-constantinopolitano como fundamento compartido de la fe cristiana.
La primera etapa institucional comenzó en Ankara con la reunión en el Palacio Presidencial con el presidente Recep Tayyip Erdogan y el diálogo con autoridades políticas y civiles. En Estambul, el Papa alternó diálogo interreligioso y diplomacia eclesial: la visita a la Mezquita Azul (Mezquita del Sultán Ahmed), la firma de la Declaración con el Patriarca Bartolomé I de Constantinopla, la Divina Liturgia en el Patriarcado, el almuerzo ecuménico, el almuerzo compartido y la bendición conjunta marcaron los momentos de mayor intensidad en el paso por Türkiye.
En el Líbano, León XIV desplazó el centro de gravedad hacia la escucha de las heridas sociales y la esperanza generacional: la oración ante la tumba de San Charbel Makhlūf en Annaya, el encuentro con el cuerpo eclesial en Harissa, el abrazo con los Patriarcas católicos, y sobre todo la reunión con los jóvenes en la explanada de Bkerké. Una imagen de enorme impacto fue la visita a Jal ed Dib: el Santo Padre oró ante el memorial dedicado a las víctimas de la explosión del puerto de Beirut de 2020 y escuchó las demandas de verdad y justicia de los familiares.
Este viaje incorporó también una novedad metodológica en la relación entre el pontificado y la prensa: durante el vuelo hacia el Líbano el 30 de noviembre, el Papa se dirigió a la parte posterior del avión para saludar a los invitados y respondió anticipadamente a dos preguntas formuladas por cronistas turcos, rompiendo la práctica instaurada por Papa Francisco, que preveía la conferencia de prensa solo en el vuelo de regreso y al término del viaje apostólico. Con ello, León XIV manifestó una libertad de acción también ante el entorno mediático y el séquito, poniendo en crisis cierto esquema narrativo: el de los vaticanistas habituados al modelo reciente, en el que Jorge Mario Bergoglio controlaba tiempos, mensajes y encuadres con un método altamente centralizado y preventivo, orientado a una comunicación construida para dirigir la interpretación de los hechos.

De viaje hacia Roma
En el vuelo de regreso hacia Roma, en cambio, Leo XIV acogió luego todo el conjunto de preguntas en una conversación mucho más larga con los vaticanistas presentes.